La clase obrera está bajo ataque. Estamos asistiendo a una redistribución del ingreso en favor de las empresas y del capital especulativo como pocas veces se ha visto en la historia.
A estas alturas, es más que obvio que los salarios han sufrido una caída frente al costo de vida pocas veces vista. Si sumamos a esto la incertidumbre producto de la caída de la producción en muchas empresas, el cierre de muchas otras y, por qué no, el aprovechamiento de la crisis para precarizar aún más las condiciones de trabajo y contratación con este regalo que hizo el Estado a los empresarios como es la reforma laboral recientemente aprobada.
El Estado viene a ocupar sin ninguna careta ni amague su lugar de aliado incondicional de los capitalistas, asegurando jurídica y coercitivamente la ganancia y el rápido flujo de capital. Esto recién comienza, al igual que la organización y la resistencia contra quienes nos quieren esclavizar aún más.
Pero en todo este panorama, nunca debemos olvidar a los garantes de nuestro sometimiento, la mil veces maldita burocracia sindical traidora. Negociando las condiciones de trabajo, nuestros despidos y nuestros derechos (los que nos van quedando) para mantener sus privilegios conseguidos a base mantener desorganizados y desalentados a los trabajadores, sin que les revisen sus fraudulentas elecciones, ni mucho menos su patrimonio. Ofrecen para eso todo el peso de su aparato para perseguir a la clase obrera que busca organizarse para cambiar las cosas, asegura el cumplimiento de la voluntad de la patronal y ofrece alguna que otra compensación o aliciente en comparación con lo que año a año van entregando.
Muchos de ellos se encuentran en estos momentos, dirimiendo espacios de armado de poder e internas políticas en las que nos meten de prepo, manejando con sus tiempos políticos, de candidaturas y de negociados sin siquiera preocuparse por quienes deberían ser su primera preocupación, los trabajadores.
Sus tiempos, no son los nuestros; sus intereses hace mucho ya no tienen que ver con nosotros, o por lo menos, con una mejor calidad de vida para toda la clase obrera. Mientras ellos discuten, nosotros no llegamos a fin de mes, o trabajamos en más lugares para poder juntar el mango y parar la olla.
No podemos seguir sosteniendo parásitos que lo único que hacen es ser cómplices de nuestra miseria. Tenemos que plantar cara a esta inmunda miseria a la que nos quieren someter. Sea al interior de los sindicatos, por fuera de ellos, formando sindicatos nuevos que respondan a lxs trabajadores y que disputen el espacio y la balanza a nuestro favor.
¡Frenemos el ataque de las patronales y el Estado!
¡Borremos de una vez a la burocracia sindical, nuestro más grande obstáculo para la lucha!
¡Organización para recuperar lo perdido y conquistar una vida digna!
Fuente: Organización Obrera Fora
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