Nos encontramos inmersos en un nuevo periodo de repunte de la presión económica hacia las personas que necesitamos vender de una u otra forma nuestra fuerza de trabajo para poder subsistir, es decir, la clase trabajadora, de la cual formamos parte, nos guste o no, la inmensa mayoría de la población.
La alta inflación de los precios, con especial importancia en los sectores más básicos de la economía como son la alimentación, la energía o la vivienda, el desmantelamiento de la protección sanitaria, el apuntalamiento del despido barato y la precariedad con la aprobación de la última reforma laboral, o la crisis ecológica no parecen acarrear respuesta social alguna más haya de algunas excepciones que, en nuestra opinión, deben ser un ejemplo a seguir.
Probablemente, vivimos un momento de shock social debido a la sensación de que todo se desmorona, que no hay mucho que podamos hacer y que debemos optar por el mal menor. Pero con esta mentalidad abandonamos las históricas formas de lucha social y quedamos en manos de los gestores del capitalismo, los partidos políticos (que al final responden a intereses de empresas, bancos y lobbies), seguramente esperando a que gane uno que amortigüe el golpe.
Se abre un nuevo periodo electoral y ya sabes lo que vas a oír. Sabes que van a mentir y sabes que no van a tomar medidas de calado, salga quien salga, que mejoren tu calidad de vida en el día a día, sobre todo en el terreno económico. Entonces, ¿por qué no iniciar un periodo de lucha que garantice y cubra las necesidades de las personas trabajadoras?
Como antes comentábamos, parece que socialmente nos hemos hecho a la idea de que no se puede hacer mucho, pero esto no tiene por qué ser así. Históricamente, ha sido la movilización popular la que ha obligado a los gobiernos a realizar concesiones a la clase trabajadora.
La jornada de 8 horas o el derecho al descanso semanal, el derecho de huelga, la seguridad en el trabajo, la paralización de los intentos de privatización o la prohibición del despido libre pagado fueron consecuencia de la respuesta de una clase trabajadora organizada y combativa.
Así pues, desde CNT-AIT Sierra de Madrid, estamos convencidos de que mediante el apoyo mutuo, la auto organización y la acción directa podemos no solo defendernos, sino pasar a la ofensiva para conseguir, en definitiva, una vida en la que nuestras necesidades básicas estén cubiertas.
Por ello, queremos proponer iniciar los pasos para poner en marcha un periodo de lucha que desencadene en una huelga general indefinida (o de varias jornadas cuanto menos), con las siguientes reivindicaciones de punto de partida, reivindicaciones que somos conscientes no garantizan la emancipación de la clase trabajadora, pero que pueden ayudar a que, en el aquí y en el ahora, nuestra vida sea un poquito mejor.
Fuente: CNT-AIT MADRID SIERRA
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