-Lo sentimos, pero tú en este grupo no eres bienvenido.
-No me caes mal, pero nosotros no nos reunimos con gente como tú.
No, lo anterior no es el inicio de una novela, cuento, o simplemente un guion dramatizado. ¿Se fijaron que en cada uno de los ejemplos anteriores se repite la misma conjunción? Sí, y cómo esta es capaz de generar segregación, inferioridad, superioridad de una persona o grupo de personas hacia otros.
Pues los ejemplos anteriores son algunas de las manifestaciones del racismo simbólico, que algunos acuñan como “asolapado” porque tiene un carácter más sutil, basado en creencias sociales. Y yo pregunto ¿puede tener algo de sutil la discriminación?; evidentemente los tiempos cambian, y aunque las discriminaciones raciales sean diversas en dependencia de cómo se manifiestan, no quita que en esencia sigan siendo lo mismo: una forma de exclusión por motivos de color de piel.
Me resulta contradictorio escuchar expresiones en las calles o en lugares públicos como: aquí no somos racistas, pero… Siempre el pero, así que no eres racista pero te cuesta aceptar la idea de que yo siendo negra, orgullosamente negra, pueda compartir con tu grupo de amigos, o pueda ser parte de tú proyecto, o de tu centro laboral, ¿por qué te cuesta reconocer mi cultura?, exageras todo lo concerniente a ella, no reconocen mis valores como ser humano, sencillamente no comparten la idea de “mezclarse” porque no somos iguales a ellos.
Según Federico Javaloy en el texto: "El nuevo rostro del racismo":
En el racismo simbólico, la forma de expresión llega a hacerse tal vez más importante que el contenido mismo. Se trata de un racismo que no confiesa directamente su naturaleza, que se niega a declarar expresamente su tendencia a discriminar al negro y se refugia en sobreentendidos, supuestos y afirmaciones implícitas. Es, por tanto, sutil e indirecto. Y con ello obtiene muchas ventajas, puede ser más eficaz, como un lobo con piel de oveja, porque se recubre de un aire de respetabilidad que lo hace más aceptable en el discurso político.
Las personas que asumen una actitud racista simbólica la justifican sobre la base de que los negros son inferiores por disímiles razones, no tienen valores o su “poca “inteligencia” le impide asumir determinada tarea. ¿Qué triste verdad?
En la diversidad hay belleza, ¿por qué reducir todo al color de la piel, y nuestros valores, nuestra cultura, nuestro sentir como seres humanos?
Fuente: Zaida Fabars (Afrofeminas)
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