Las madres y abuelas de Plaza de Mayo son un grupo de mujeres que desde 1977 demandan el retorno de sus familiares desaparecidos durante la dictadura militar en Argentina. El grupo está compuesto sobre todo por madres y abuelas de personas secuestradas, torturadas y desaparecidas, y recibe su nombre del lugar donde celebran sus protestas: la plaza de Mayo de Buenos Aires, frente a la Casa Rosada, sede de la presidencia argentina. Con el tiempo se unieron más personas a las protestas y del grupo inicial nacieron las asociaciones de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, cuyos objetivos son recuperar a sus familiares desaparecidos y llevar ante la justicia a los responsables de los crímenes de la dictadura.
Las mujeres se reunieron por primera vez en la plaza de Mayo el 30 de abril de 1977 con la esperanza de llamar la atención de Jorge Rafael Videla, entonces líder de la junta militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983. Se estima que durante esos años se produjeron más de 30.000 desapariciones forzosas que, en la mayoría de los casos, no se han resuelto aún. Las madres y abuelas de las víctimas comenzaron a congregarse en la plaza, caminando alrededor de la pirámide central para burlar la prohibición de reuniones de más de tres personas impuesta por el Gobierno. Desde entonces marchan por la plaza todos los jueves a las tres y media de la tarde, sumando ya más de 2.200 marchas que, con la pandemia, ahora se hacen a través de internet. Además, en diciembre de 1980 organizaron la primera Marcha de la Resistencia, dando vueltas alrededor de la plaza durante veinticuatro horas seguidas, evento que se ha repetido casi cada año desde entonces.
El distintivo más característico de las mujeres de Plaza de Mayo es el pañuelo blanco, que llevan anudado al cuello y cubriendo sus cabezas. Lo adoptaron a finales de 1977, inicialmente usando los pañales de tela de sus hijos y nietos, que pronto fueron sustituidos por pañuelos blancos en los que escribían los nombres de sus familiares y la fecha de su desaparición. La primera vez que se cubrieron la cabeza con ellos fue frente a la Basílica de Luján, buscando distinguirse de los otros miles de personas que habían peregrinado hacia el lugar. Pronto empezaron a utilizar los pañuelos blancos en otras manifestaciones por los derechos humanos en Argentina hasta que se convirtió en un emblema de la lucha por el retorno de los desaparecidos.
El movimiento de las madres cristalizó en la fundación de la asociación Madres de Plaza de Mayo en agosto de 1979. Además de seguir denunciando los crímenes de la dictadura y el retorno de los hijos desaparecidos, la asociación también pretendía proteger a las madres después de que varias de las fundadoras fueran secuestradas y asesinadas por el terrorismo de Estado en diciembre de 1977. Madres de Plaza de Mayo ha recibido numerosos premios, incluido en 1992 el premio Sájarov a la libertad de pensamiento, otorgado por el Parlamento Europeo. Por otro lado, desde octubre de 1977 existe también la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, orientada a identificar a los niños y bebés, ahora adultos, que fueron separados de sus familias biológicas por la dictadura.
Con la llegada de la democracia a Argentina a mediados de los años ochenta surgieron divisiones en el movimiento. Madres de Plaza de Mayo se escindió, fundándose en 1986 una asociación alternativa: Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Mientras estas últimas se han centrado en recuperar a sus hijos desaparecidos o, al menos, sus cuerpos, así como en buscar justicia para los culpables, las primeras abogan por una lucha colectiva que no necesariamente pasa por recuperar los restos de sus familiares. Además, al contrario que Línea Fundadora, Madres de Plaza de Mayo rechaza reparaciones económicas y homenajes póstumos.
Pero la fractura es también ideológica, porque Madres de Plaza de Mayo ha expandido su ámbito de actuación hasta convertirse en una asociación política. Luchan contra la corrupción en el sistema judicial y hacen defensa del trabajo digno. Además, han establecido su propia emisora de radio y canal de televisión e incluso una universidad, así como programas culturales y de vivienda social para personas sin hogar, alejándose de sus objetivos originales. También se han posicionado a favor de figuras políticas como los expresidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, durante cuyos mandatos se derogaron leyes e indultos que protegían a los responsables de los crímenes de la dictadura.
Fuente: El Orden Mundial
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